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Se denomina guerrero a la persona que tiene la guerra como forma de vida y a los pueblos de civilizaciones basadas en la guerra.[1] El más claro ejemplo de sociedad guerrera son los espartanos; a los que podemos añadir los pueblos germánicos, el Imperio mongol, los vikingos, etc.[2]
En muchas sociedades tribales (guerra tribal, endémica o ritualizada), los guerreros generalmente forman un clan o clase entre ellos. En la Alta Edad Media, al comenzar a desarrollarse el feudalismo, los más aptos en la guerra conseguían destacar en la sociedad y podían ascender a los puestos más altos en el escalafón social, obteniendo por ello prebendas y derechos sobre el resto de la sociedad, a cambio de prestarles protección sobre sus enemigos, mediante el llamado contrato de vasallaje. Solo los que tenían dinero podían permitirse ser guerreros profesionales, esencialmente la nobleza y caballeros que contaban en sus fuerzas con sus vasallos.
En tiempos de conflicto también podía ser llamada a levas la población (masculina, claro está, exceptuando algunos casos como el de Juana de Arco, campesina y mujer). En algunas sociedades, la guerra puede ser tan importante que la población entera (o más a menudo una gran parte de población masculina) puede ser considerada guerrera como, por ejemplo, las tribus germánicas de la Edad del Hierro o de los Rajputs medievales de la India.
Además cabe mencionar que ciertos guerreros pueden o no utilizar armadura como los guerreros nórdicos que en cierto modo creían que su dios Odín los protegía careciendo estos de armadura.[3]
En Europa, una vez finalizada la Edad Media, ya no resultaría propio hablar de guerreros, sino que con la modernización de las sociedades, los guerreros, se profesionalizan y pasan a ser soldados y se les paga dinero para que participen en campañas militares o en la defensa de fronteras nacionales. Estos pueden caer en una de las siguientes categorías: soldados, cuando pelean en beneficio de su propio Estado; o mercenarios, cuando ofrecen sus servicios comercialmente al mejor postor, independientemente de su nacionalidad o ideología. [4]